Ir al contenido principal

Novaceno. 18.05.2022

 Este último libro de James Lovelock (Letchworth, Reino Unido, 1919) publicado en 2019, es decir escrito cuando ya contaba con cerca de 100 años, se puede entender como una continuación de su Hipótesis Gaia, desarrollada junto con Lynn Margulis en la década de 1970, ahora ya llamada teoría, la que visualiza a la Tierra como un sistema autorregulado. Novaceno, cuyo subtítulo: “La próxima era de la hiperinteligencia” es muy interesante y provocador, además de que incluye un muy pequeño pero pertinente capítulo sobre las ciudades (pp. 77 a 81) pues, como ya lo había afirmado al inicio, citando a Sócrates: “Nada interesante sucede fuera de los muros de la ciudad.” (P. 40).

“Las ciudades han sido el desarrollo más espectacular del Antropoceno” dice Lovelock refiriéndose a la era actual, y aclara que no solo es debido al crecimiento demográfico sino a la ‘consecuencia natural’ de que el empleo urbano llegó a ser más rentable y accesible que el trabajo rural. Como él concluye: “Ningún fenómeno expresa más radicalmente la capacidad transformadora del mundo de nuestra era que la megaciudad”. Y afirma que: “Las ciudades son también naturales en la medida en que parecen seguir el desarrollo de las colonias de insectos” (p.77), recordando a Edward O. Wilson, entomólogo y biólogo muy conocido por su trabajo en evolución y sociobiología.

“Al pasar por una torre de oficinas actual, es difícil ignorar la analogía de las termitas: en las cajas de cristal, todos están haciendo exactamente lo mismo […] mirando fijamente las pantallas de los ordenadores” (p. 78). Y se pregunta Lovelock: “¿Es algo parecido a este paraíso igualitario un modelo de la vida urbana futura?” y más adelante insiste: “¿Podría [la] evolución de las hormigas, las termitas, las abejas y las avispas servir de modelo viviente para nuestra propia forma de vida en la ciudad?” (p. 80). Ojalá nunca si se piensa en los tenebrosos ejemplos que saltan a la vista comenzando por las utopías comunistas y la China actual pero más orden y control sí que falta en algunas.

Recuerda Lovelock que en la cultura popular las ciudades se describen como “terribles distopías con tanta frecuencia como se conciben como lugares liberadores y emocionantes” (p. 80). Y en la realidad muchas demuestran que lo pueden ser gracias a sus gentes y arquitectura, y no una representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana (DEL); mas algunas si pueden ser una seria advertencia, ya que, como lo dice Lovelock: “Las ciudades son los signos más visibles de la capacidad del Antropoceno para transformar nuestro planeta” (p. 80). Lo cierto es que para bien o para mal depende por ahora de sus actuales habitantes.

Finalmente se pregunta Lovelock: “¿Debemos temer el futuro y las sorpresas que pueda traer el Novaceno?” El cree que no y que: “Los cíborgs concebirán cíborgs. Lejos de continuar siendo una infravida que está ahí para nuestra conveniencia, evolucionarán y podrían ser los productos evolutivos pioneros de una especie nueva y poderosa” (p. 166). Por ahora deberíamos usar esa hiperinteligencia para lograr vivir nuestras ciudades más inteligentemente, como ya lo vienen haciendo muchas en Europa: menos carros, rascacielos y arquitectura espectáculo; más y mejor transporte público, andenes arborizados, bicicletas, parques y zonas verdes; y viviendas de verdad emocionantes y sostenibles.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta columna en el concurso para la Manzana T´ y re

Equilibrio. 03.06.2020

En la medida en que se hace necesario prolongar el aislamiento es preciso, además de las nuevas excepciones, que se corrijan algunos desaciertos ya señalados en los medios por columnas de opinión, entrevistas e información al respecto, y considerar que la situación es diferente en cada población del país, como lo es la de muchos municipios a los que no ha llegado la pandemia y por tanto la única medida a tomar es impedirlo controlando la entrada y salida de sus habitantes. Que la información que se suministre sea completa, pertinente y debidamente documentada (y no datos inconexos que generan alarma a base de exageraciones) para que sea útil al poder compararla con la de otros países, especialmente con los que se comparten aspectos geográficos, económicos, sociales, culturales y étnicos, como Panamá, Venezuela o Ecuador de los que a excepción de lo de Guayaquil muy poco se ha informado, y casi nada del pertinente ejemplo de Costa Rica. No se ha entendido que a los adultos mayores, sano

La montaña rusa. 27.09.2001

Si; se trata de la ampliación de la Avenida de Circunvalación: una obra sin lugar a dudas torcida. ¿Es que nadie se da cuenta? Curvas que se pegan a otras curvas, en fuerte pendiente. Allí se ignoraron las mas elementales normas del diseño vial. Sus carriles desaparecen o se estrechan como si los carros fueran de caucho. Calzadas para tres carros y medio... como si   fuéramos tontos. ¿Lo somos? Por supuesto su pavimento variopinta, remendado y discontinuo no es lo de menos: ilustra la mentalidad de sus gestores, diseñadores, constructores e interventores. Y la de la opinión pública en Cali que solo se preocupa (los que se preocupan) de que este nuevo esperpento no esté ya terminado.           Para hacer semejante adefesio, financiado, junto con sus inevitables serruchos, con el dinero de los contribuyentes, se talaron muchos árboles del Parque del Acueducto, incluyendo la palma abrazada por la ceiba, y nunca se supo que pasó con los que supuestamente se trasplantaron. Con permiso d