Ir al contenido principal

Germán Téllez 16.11.2022

 De este maestro, muy importante historiador, crítico, restaurador y destacado fotógrafo de arquitectura (graduado en la Universidad de Los Andes, en donde fue profesor y fundador y director del Centro de Investigaciones Estéticas, CIE) quedan sus enseñanzas. Y la urgencia de reformar la práctica de la arquitectura y sus escuelas, las que “habría que cerrarlas para poder abrirlas de nuevo bien”, coincidiendo con Willy Drews en que su enseñanza es igual en todas partes, y en todas partes deficiente; y solo hay excepciones como Isthmus en Panamá. De ahí la importancia de los libros que dejó Téllez, los que deberían ser textos de estudio en las facultades de arquitectura en el país.

Después de Crítica & Imagen, Bogotá, Escala, 1977, pasar a La Casa de Hacienda, junto con, Las órdenes religiosas y el arte, en Historia del Arte Colombiano, de Eugenio Barney (D), Bogotá, Salvat, 1975, luego, Arquitectura doméstica, Cartagena de Indias, Época colonial, con Ernesto Moure, Bogotá, Universidad de los Andes, Escala y Corporación Nacional de Turismo, 1983, y, La arquitectura de Santa Cruz de Mompox, Bogotá, El Áncora Editores, 1995; y pasar a Salmona / Arquitectura y poética del lugar, Bogotá, SomoSur, Universidad de los Andes-Escala, 1991, y, Rogelio Salmona / Obra completa 1959/2005, Bogotá, Fondo Editorial Escala, 2006.

‘Visitar’ con Téllez La Alhambra, en donde: “Aparece un elemento común en nuestra colonia, no en el trópico sino en el frío del altiplano andino: el brasero árabe, complementado con cortinas en los arcos abiertos al paisaje. El paraíso, en su versión islámica, carece de estaciones anuales. Lo único que hay allí es la eterna primavera y el eterno fluir del agua, es decir, de la vida. Fluir que también se vivía en las casas de hacienda del trópico cálido, no caliente, en el piedemonte del valle, el que se apreciaba desde la baranda del corredor frontal hasta la lejana cordillera al otro lado, en la que se ponía el Sol, cuyo brillo en Madinat al-Zahra los Califas preferían atrás”.

De ‘Estar en casa’ (El País, 16/07/2020) pensaba Téllez que es: “Un elogio bien merecido del sentido islámico de lo que debe ser el hábitat cotidiano ideal. El de los califas cordobeses o los reyes nazaríes de Granada”, presente en la arquitectura colonial y de tradición colonial del país, en sus climas cálidos o templados, en la que, cómo bien diría Antonio Armesto Aira, de la Universitat Politècnica de Catalunya: “Casi sin hablar de habitaciones o cuartos se está hablando siempre de la casa y de la arquitectura como fuente de delicias y maravillas. O sea, de cómo lo ordinario es la base de lo extraordinario. De cómo los límites son la base en que se apoya el infinito”.

Y de la mano de los dos libros de Téllez sobre Rogelio Salmona estudiar su obra, lo que poco se hace en Colombia en donde no se valora lo propio a menos de que ya lo haya sido afuera, y eso que las Torres del Parque en Bogotá, 1970, es un conjunto de vivienda que después de medio siglo sigue sin igual en el mundo, que el Centro cultural GGM en la Candelaria, 2003, es un muy buen ejemplo de cómo intervenir en un barrio colonial de interés patrimonial sin caer en un pastiche, o que la Casa de los huéspedes de Colombia en Cartagena, 1981, es un paradigma de la respetuosa interpretación de la arquitectura del lugar, y de acuerdo con el clima, vegetación, relieve y relieve de cada sitio.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta columna en el concurso para la Manzana T´ y re

Equilibrio. 03.06.2020

En la medida en que se hace necesario prolongar el aislamiento es preciso, además de las nuevas excepciones, que se corrijan algunos desaciertos ya señalados en los medios por columnas de opinión, entrevistas e información al respecto, y considerar que la situación es diferente en cada población del país, como lo es la de muchos municipios a los que no ha llegado la pandemia y por tanto la única medida a tomar es impedirlo controlando la entrada y salida de sus habitantes. Que la información que se suministre sea completa, pertinente y debidamente documentada (y no datos inconexos que generan alarma a base de exageraciones) para que sea útil al poder compararla con la de otros países, especialmente con los que se comparten aspectos geográficos, económicos, sociales, culturales y étnicos, como Panamá, Venezuela o Ecuador de los que a excepción de lo de Guayaquil muy poco se ha informado, y casi nada del pertinente ejemplo de Costa Rica. No se ha entendido que a los adultos mayores, sano

La montaña rusa. 27.09.2001

Si; se trata de la ampliación de la Avenida de Circunvalación: una obra sin lugar a dudas torcida. ¿Es que nadie se da cuenta? Curvas que se pegan a otras curvas, en fuerte pendiente. Allí se ignoraron las mas elementales normas del diseño vial. Sus carriles desaparecen o se estrechan como si los carros fueran de caucho. Calzadas para tres carros y medio... como si   fuéramos tontos. ¿Lo somos? Por supuesto su pavimento variopinta, remendado y discontinuo no es lo de menos: ilustra la mentalidad de sus gestores, diseñadores, constructores e interventores. Y la de la opinión pública en Cali que solo se preocupa (los que se preocupan) de que este nuevo esperpento no esté ya terminado.           Para hacer semejante adefesio, financiado, junto con sus inevitables serruchos, con el dinero de los contribuyentes, se talaron muchos árboles del Parque del Acueducto, incluyendo la palma abrazada por la ceiba, y nunca se supo que pasó con los que supuestamente se trasplantaron. Con permiso d