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Los templos del saber. 05.03.2025

          Así como las tres grandes religiones monoteístas tienen sus respectivos templos: iglesias, mezquitas y sinagogas, el conocimiento tiene los suyos: las bibliotecas; ya sean en la ciudad, las universidades, los colegios, las escuelas o algunas instituciones en las que las hay especializadas. O en las mismas casas de los asiduos lectores de libros, y en estas pueden ser parte de la casa, o las más pequeñas poder constar de apenas dos o tres grandes y bonitos libros sobre la mesa de centro de una agradable sala; pero también las hay en que la casa ya es parte de una biblioteca, con vivienda incorporada, cuando los libros cubren casi todas sus paredes. 


          La mayor biblioteca del mundo antiguo (y una de las mayores de la historia) es la biblioteca de Alejandría, fundada por la dinastía de los Ptolomeo en el siglo III a. C. la que llegó a albergar más de 700. 000 rollos de papiro. En el siglo X el califa de Córdoba, al-Hakan, almacenó en su biblioteca más de 400.000 volúmenes. En el siglo XXI, la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (IFLA) declaró a la Biblioteca Gabriel García Márquez de Barcelona como la mejor biblioteca pública del mundo; y la más grande es la Biblioteca del Congreso, en Washington, con cerca de 37 millones de libros en 470 idiomas, y más de 68 millones de manuscritos.


          Para avanzar en los conocimientos, cualesquiera que estos sean, lo más adecuado es escribir lo que se va encontrando y no dejarlo para después; y para difundir luego esos conocimientos lo más responsable es por supuesto escribir libros al respecto, ya que entonces dicha información será precisa y por lo tanto verificable. Y por su parte, leer libros permite informarse y adquirir conocimientos, incluso de las novelas, y muchos e inesperados de algunas de ellas, y estas además suelen emocionar o por lo menos entretienen... y ya leídas sirven para llenar las bibliotecas y poder volverlas a leer, y no regalarlas como les gusta hacer a algunos lectores. 


          En los edificios para bibliotecas, la arquitectura debe jugar un importante papel, tal como lo hacen las iglesias, mezquitas y sinagogas con sus respectivos fieles: permitir una experiencia íntima. Y en las ciudades estos templos del saber suelen ser hitos urbanos; puntos emblemáticos que ayudan a orientarse en ellas; como la Biblioteca Nacional de España en Madrid; la Biblioteca Nacional de Colombia en Bogotá; o la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero en Cali; y como lo son varias nuevas bibliotecas en todo el mundo cuya arquitectura espectáculo las hace muy llamativas (https://revistaaxxis.com) o como la Biblioteca Virgilio Barco en Bogotá, de Rogelio Salmona, cuya arquitectura posmoderna si es seria.


          El templo del saber es una expresión que se utiliza para referirse a la educación, el conocimiento y la cultura; los libros son un elemento fundamental de la cultura, ya que permiten transmitir ideas, valores, creencias, costumbres y conocimiento; y la lectura es una actividad social y cultural que enriquece a las personas y a las comunidades. Y, para terminar, basta con pensar que lo que hace la inteligencia artificial, IA, al “escribir” es “leer” a gran velocidad miles de textos siguiendo una secuencia de pasos ordenados, un algoritmo, o varios, y sacar casi de inmediato un resumen, el que hay que analizar y comprobar inteligentemente antes de utilizarlo.

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