Dicen que son 130 pero después de
tantas mentiras, como que solo iban a talar unos pocos, quien sabe cuantos
samanes desaparecerán de la Calle Quinta para que pase lo que aquí insistimos
en llamar progreso. Desde hace años algunos caleños habíamos manifestado en
vano nuestra preocupación por los daños colaterales del MIO en la ciudad. Pero ahora
que se anunció la demolición de un puente y semejante arboricidio, como si
nada, si que tenemos que reaccionar vehementemente como lo viene haciendo El
País. Todas las salidas de la ciudad tenían hermosas alamedas a excepción de la
Carretera al mar por obvias razones. Bellos caminos arbolados los de Cali de
los que ya hablaba Eustaquio Palacios en El Alférez Real, pese a que entonces
todavía no había samanes. Pero no quedará ninguno si nos cortan los de la
Quinta.
Al poner las estaciones en medio de
los carriles para los buses articulados se genera un amplísimo separador que
ocasiona el desplazamiento de las vías laterales hacia los andenes. Esto
implicó en la Carrera Primera que el ancho de sus carriles quedara reducido a
solo tres metros, y que no se pudiera ampliar las aceras sino utilizando los
antejardines, cosa que quien sabe cuando se hará. Y en la Quinta ocasionaría la
destrucción de su alameda. Es irónico que los buses articulados, que se
inventaron en Europa para precisamente no tocar sus bellas y queridas ciudades,
entre nosotros se volvieran la disculpa para acabar con lo poco que tenemos –y
odiamos- buscando dizque una “nueva cara para la ciudad”. Pero paradójicamente
en todas partes nos envidiarían nuestra vegetación y nuestros ríos y montañas.
Quedarnos sin las avenidas de samanes es una perdida mucho mas grave que lo que
se está pensando.
¿Será verdad que van
a sembrar cinco veces mas para compensar los que van a talar? ¿Al menos será en
el separador? Pero se demoraran tantos
años en crecer significativamente que pasaría toda una generación de caleños
sin poder disfrutar plenamente de su hermosura, además de que ya no se podría
circular por en medio de ellos como en una alameda. Habría que estudiar
cuidadosamente el diseño de las vías para que el separador solo se amplié antes
y después de las estaciones, utilizando curvaturas adecuadas para evitar los
accidentes que el cambio de trayectoria ocasiona. Esto desde luego implicaría
el rediseño de la troncal, lo que desafortunadamente es mas costoso que dejar
la vía sin andenes o talar los samanes, los que al parecer no valen gran cosa
en el negocio del MIO.
Se hubieran salvado,
y tendríamos aun mas, si hubiéramos insistido en usar el corredor férreo,
incluso con buses articulados, obligando a los transportadores privados a
abastecer esa columna vertebral del transporte colectivo de Cali que hubiera
podido ser dicho corredor, con o sin tren ligero, uniendo a Yumbo con Jamundí
justo por el medio de la ciudad actual. Pero no, tenían que pasar otra vez
todas las troncales del MIO por el centro de Cali, como hoy en día lo hacen
todas las rutas de buses, busetas y camperos. Y, para colmo de la
contradicción, aplaudimos que el centro de convenciones se pretenda hacer en
donde no habrá MIO. Con el tren ligero, allá tan lejos, llegando a Yumbo, al
menos habría tenido transporte público. Pero es que la planificación de la
ciudad y la de su transporte son aquí negocios diferentes.
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