Ir al contenido principal

Cuestión de gustos. 26.05.2005


Repetir que entre gustos no hay disgustos es una mas de las mentiras con que hoy disculpamos la creciente fealdad y cacofonía de nuestras ciudades. Esconde el individualismo e intolerancia propios de nuestro cercano origen campesino. En las ciudades hay que entender y valorar el gusto de los demás y respetarse mutuamente. Algunos no podemos aguantar veinticuatro horas seguidas de vallenatos a todo volumen, alternados con música de carrilera, con los que un vecino se pone de repente en ambiente de feria olvidando que esta lo es en la medida en que sea colectiva y tradicional. ¿Pero sería diferente si fueran las maravillosas (para unos) partitas y sonatas para violín sin acompañamiento de Bach? Se sabe de alguien que las pone para que las visitas aburridoras se marchen pronto. Santo remedio. Chucho Reyes, el pintor mexicano del que el gran arquitecto Luis Barragán decía que había sido su único maestro, cuando fue preguntado sobre la belleza, afirmo, sin pestañear, que lo bello era lo que le gustaba a él, y cuando de inmediato fue inquirido sobre lo que a él le gustaba, sin pestañear complemento: “lo que me gusta es lo bello.”
Así las cosas ¿al gusto de quien deben obedecer los espacios y edificios públicos? ¿Será que las fachadas de las casas, en la medida en que conforman las calles, tienen que responder no solamente al gusto de sus propietarios sino también al de lo público? Cuál debe ser el gusto de lo público ¿el gusto oficial? ¿Un Alcalde puede pintarrajear los puentes de nuestra ciudad con los colores de su equipo de fútbol favorito, como efectivamente lo hizo alguno? ¿El gerente de un hotel puede hacer lo propio, como mas de uno ciertamente lo ha hecho? Como se ve, hay muchas preguntas y muchísimas respuestas y nuevas preguntas. Lo que es extraño es que a la mayoría de la gente no le gusta la discusión del gusto: entre gustos no hay disgustos, mienten de inmediato con evidente mal gusto. Pero el hecho es que la fealdad creciente que en las últimas décadas ha invadido nuestras ciudades de la mano del narcotráfico es sencillamente, en la mayoría de las veces, un nada simple mal gusto de nuevos nuevo ricos que con frecuencia causa mala calidad de vida e incluso lleva a la violencia.
Hay que volver a considerar la ciudad desde la estética de sus espacios públicos y edificios, para lo cual hay que ocuparse de sus tradiciones, usos y gentes. Es posible educar en la percepción de lo estético para que las personas que deciden sus formas sean más prudentes y se asesoren mejor. Es conveniente que los edificios y espacios públicos sean proyectados por arquitectos de reconocido prestigio o mediante concurso, y sus proyectos dados a conocer con suficiente anticipación a la opinión pública para poder tener en cuenta sus críticas y al tiempo educar a los ciudadanos. Y lo mismo cuando se trata de modificar los existentes por la razón que sea. Poco a poco se debe eliminar las propagandas del espacio urbano pues, además de que tapan el paisaje, no se debería usar lo público para vender (malos o buenos) gustos particulares. La verdad es que entre gustos si hay disgustos. Por eso será que callamos hipócritamente ante el “monumento” al pésimo gusto que anclaron a mansalva en Cali cerca de La salida al mar pese a su evidente sinrazón. O simplemente no lo miramos o, peor, ignoramos como verlo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta co...

El estado de la cuestión. 21.02.2024

 Se trata de la base teórica sobre la que se sustenta un escrito, o que se rebate en su desarrollo posterior, y que forma parte del mismo. Pero si bien es lo ético en una columna de opinión, debería ser obligatorio en toda propuesta para la ciudad, lo que no suele suceder en Cali en donde cada cuatro años cada nuevo Gobierno Municipal simplemente ignora las propuestas de los anteriores e improvisa otras. Es lo que ahora hay que evitar en el caso del interés actual por el Centro de la ciudad o la propuesta para el Tren de cercanías, la que primero que todo se debería sustentar en la conformación del Área Metropolitana de la ciudad a partir de la que de hecho ya existe. El Área Metropolitana es la que engloba una ciudad principal (la metrópolis) que le da su nombre, y una serie de ciudades dormitorio, industriales, comerciales o de servicios (Wikipedia). Por eso la de Cali no se debe confundir con la región de ciudades del valle alto del rio Cauca, que se extiende de la Virginia a Sa...

‘La mansión’. 01.07.2020

Los ‘tiempos gloriosos’ de la casa solariega de la aristocrática familia Von Dranitz en el Este de Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial, es como Anne Jacobs subtitula a propósito su novela de 2017, pese a que se desarrolla mucho más en los que no lo fueron para nada durante la guerra y después hasta la reunificación de Alemania en 1989. Largos y diferentes tiempos que sin embargo recuerdan siempre ‘La arquitectura del poder’ (como titula Deyan Sudjic su libro de 2005 sobre este tema) comenzando por la portada de la edición en español de ‘La mansión’ que sin querer queriendo muestra un palacete como símbolo de una heredad en lugar de una gran casa señorial en el campo. Además uno de sus personajes, el joven Kacpar Woronsky, es el retrato de la apasionada relación de todo arquitecto que lo sea de verdad con su oficio/arte y sus clientes/mecenas. Hacia “planos, vistas laterales, la perspectiva delantera de un edificio ultramoderno [y] sus ideas eran originales, a veces alocadas, pe...