Dice Fernando Savater en una entrevista
reciente (El Tiempo, 01/05/2005) que las dos peores lacras de la humanidad son
la miseria y la ignorancia (en muchas partes sería también la violencia). Pero
en realidad se podría pensar que es un solo violento y miserable estigma: la
ignorancia. Detrás de la violencia y la pobreza siempre hay algo o mucho de
ignorancia y esta lleva con frecuencia a la miseria. Y por supuesto la miseria
se reproduce ella misma por la ignorancia. Pero no solo por la de los
miserables si no también, y ahí esta lo escandaloso, por la de los pocos que
deciden: los poderosos, los políticos, los ricos y, especialmente, los que
enseñan mal. O, lo que es peor, por el interés de los que manipulan el
conocimiento o lo ocultan, lo que es casi criminal si es que no lo es del todo.
Es el caso de la
explosión demográfica. Ya somos seis mil y medio millones de habitantes en el
mundo, cerca de cuatro de ellos en las regiones mas atrasadas y pobres, que son
hoy las que crecen, pues en los países mas civilizados, en donde el
conocimiento esta mas generalizado, el incremento poblacional ya es cero o
negativo. Son los estratos mas bajos de los países mas pobres, con frecuencia
presos de ignorantes prejuicios culturales, sociales y religiosos, los que mas
se reproducen, gracias a los avances en la medicina e higiene que disminuyeron
radicalmente la alta y generalizada mortalidad infantil anterior. Pero en ellos
los controles de natalidad o el aborto no se usan por que se ignoran, o se
persiguen por ignorancia, casi siempre ante la hipocresía de sus clases
dirigentes, que sí los practican para su beneficio o conveniencia individual.
Es también el caso de las drogas.
Desde hace años se sabe (Antonio Caballero lo repite en Semana cada vez que el
tema del poder, encarnado en el presidente de turno, le deja campo) que la
guerra contra el trafico de drogas no sirve de nada, entre otras cosas por que
no esta acompañada de una “guerra” contra su consumo. Es decir, que primero que
todo habría que despenalizarlo y tratar la adicción a la heroína, la coca y la
marihuana como un problema de salud publica, como se ha hecho con éxito con
otras adicciones como el alcohol y el tabaco, por ejemplo. Y, sin la corrupción
y el dinero que genera el narcotráfico, buena parte de la violencia de este
país se acabaría, tal como lo dijo Savater, y su uso sería mas fácil y
económico de controlar, como lo han demostrado muchos estudiosos del tema.
Es, finalmente, el caso del
insostenible gasto actual de agua y combustibles no renovables en el planeta,
que está llevando a su rápido deterioro y eventualmente su destrucción, cosa
que la mayoría no se toma en serio por simple ignorancia. Aquí, además, no
pensamos en lo que les pasa a los otros, centrados en la familia y nuestro
terruño, que ni siquiera en nuestras ciudades, como se ve por lo que sucede en
ellas. Pero tampoco pensamos en el futuro de los propios hijos, cuando se los
concibe, pero mucho menos en los hijos de los demás, especialmente si son los
de la miseria. Ignoramos que nos puede llegar el turno de pagar por nuestra
ignorancia pues el conocimiento de unos pocos hasta ahora solo a servido para
que algunos adquieran mucho poder y riqueza, pero que millones pasen de la
pobreza a la miseria. Es El conocimiento inútil, de Jean-François Revel.
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