Crecer el perímetro urbano de Cali con
los que fueron ejidos de la ciudad, disminuyendo así aun mas su densidad, es un
craso error. Y extenderla hacia el Cauca otro. Y destinarlos a la llamada
vivienda de interés social que, tal como se hace ahora, no lo es de interés
urbano ni económico, otro mas. Mientras tanto, al lado del Centro están cada
vez mas subutilizados el Hoyo, el Piloto, San Nicolás, el Obrero y otros
barrios, lo que es un cuarto error. Y el quinto, mejor dicho el primero, fue
permitir que se volviera negocio de unos pocos lo que era para beneficio de
todos.
La pelea por los ejidos viene desde
el siglo XVIII cuando poco a poco fueron quedando en manos particulares.
Después de la Independencia "las monteras" le solicitaron a Bolívar,
aprovechando su paso por Cali, hacer efectiva su devolución, decretada unos 60
años atrás. Pero también se quejaron los terratenientes y, en 1829, se les adjudicaron
las laderas de Yanaconas a cambio de devolver parte de las tierras planas que
habían ocupado o adquirido. En 1850, al crecer la presión popular, fueron
necesarias nuevas negociaciones y algunos hacendados entregaron la tercera
parte de las tierras ocupadas.
En 1881, el cabildo
vuelve a ordenar el reintegro y en 1887 negoció uno nuevo pero los latifundistas
no cumplieron con la entrega. Años más tarde el municipio lograría recuperar
una reducida extensión de las tierras pero gran parte de ellas, vendidas
posteriormente en subasta pública, beneficiaron a adinerados comerciantes que
volvieron a conformar un cerco de haciendas en la periferia de la ciudad,
motivando nuevas disputas en la década de 1920. Griseldino Carvajal, Edgar
Vásquez, Jaques Aprile-Gniset, Margarita Pacheco y otros mas, han estudiado los
ejidos de Cali, y Claudio Borrero los ha defendido incansablemente. Son las
tierras que hoy se quieren urbanizar.
Pero es que a diez minutos
caminado de la Plaza de Caicedo fácilmente podrían vivir diez veces mas
habitantes que los actuales. El Municipio está en mora de comprar y expropiar
allí e incentivar la construcción de viviendas económicas en edificios de mediana
altura. Seria costoso pero a la larga mas económico, en términos de
infraestructura y transporte, que hacer casitas sin ciudad junto al
"basuro", y se proporcionaría una mejor calidad de vida. Sería un
buen negocio para todos los caleños. Pero hace falta mucha voluntad política,
precisamente la que no hubo hace 20 años para el Plan de reordenamiento del
sector del Hoyo-Piloto.
Eran cerca de 3.000
viviendas que hubieran cambiado para bien la historia de Cali, pues en San
Nicolás y el Obrero, al lado del centro, se hubiera podido hacer otro tanto en
cada uno. Es decir, casi las mismas que se dice que se harán, lejísimos, en los
ejidos. Y eso, caso único en la ciudad, que había sido posible crear con dicho
propósito a la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Cali Ltda.,
ERUCALI, constituida por el Municipio, el ICT, Invicali, Emcali, la CVC y la
Beneficencia del Valle. Pero esta crucial iniciativa de un alcalde bueno, el
siguiente, definitivamente malo, la cambio por un puñado de votos, y el resultado
es cada vez mas feo.
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