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Del centro a la periferia. 01.03.2007


Crecer el perímetro urbano de Cali con los que fueron ejidos de la ciudad, disminuyendo así aun mas su densidad, es un craso error. Y extenderla hacia el Cauca otro. Y destinarlos a la llamada vivienda de interés social que, tal como se hace ahora, no lo es de interés urbano ni económico, otro mas. Mientras tanto, al lado del Centro están cada vez mas subutilizados el Hoyo, el Piloto, San Nicolás, el Obrero y otros barrios, lo que es un cuarto error. Y el quinto, mejor dicho el primero, fue permitir que se volviera negocio de unos pocos lo que era para beneficio de todos.
            La pelea por los ejidos viene desde el siglo XVIII cuando poco a poco fueron quedando en manos particulares. Después de la Independencia "las monteras" le solicitaron a Bolívar, aprovechando su paso por Cali, hacer efectiva su devolución, decretada unos 60 años atrás. Pero también se quejaron los terratenientes y, en 1829, se les adjudicaron las laderas de Yanaconas a cambio de devolver parte de las tierras planas que habían ocupado o adquirido. En 1850, al crecer la presión popular, fueron necesarias nuevas ne­gociaciones y algunos hacendados entregaron la tercera parte de las tierras ocupadas.
En 1881, el cabildo vuelve a ordenar el reintegro y en 1887 negoció uno nuevo pero los latifundistas no cumplieron con la entrega. Años más tarde el municipio lograría recuperar una reducida extensión de las tierras pero gran parte de ellas, vendidas posteriormente en subasta pública, beneficiaron a adinerados comerciantes que volvieron a conformar un cerco de haciendas en la periferia de la ciudad, motivando nuevas disputas en la década de 1920. Griseldino Carvajal, Edgar Vásquez, Jaques Aprile-Gniset, Margarita Pacheco y otros mas, han estudiado los ejidos de Cali, y Claudio Borrero los ha defendido incansablemente. Son las tierras que hoy se quieren urbanizar.
             Pero es que a diez minutos caminado de la Plaza de Caicedo fácilmente podrían vivir diez veces mas habitantes que los actuales. El Municipio está en mora de comprar y expropiar allí e incentivar la construcción de viviendas económicas en edificios de mediana altura. Seria costoso pero a la larga mas económico, en términos de infraestructura y transporte, que hacer casitas sin ciudad junto al "basuro", y se proporcionaría una mejor calidad de vida. Sería un buen negocio para todos los caleños. Pero hace falta mucha voluntad política, precisamente la que no hubo hace 20 años para el Plan de reordenamiento del sector del Hoyo-Piloto.
Eran cerca de 3.000 viviendas que hubieran cambiado para bien la historia de Cali, pues en San Nicolás y el Obrero, al lado del centro, se hubiera podido hacer otro tanto en cada uno. Es decir, casi las mismas que se dice que se harán, lejísimos, en los ejidos. Y eso, caso único en la ciudad, que había sido posible crear con dicho propósito a la Empresa de Renova­ción y Desarrollo Urbano de Cali Ltda., ERUCALI, consti­tuida por el Municipio, el ICT, Invicali, Emcali, la CVC y la Beneficencia del Valle. Pero esta crucial iniciativa de un alcalde bueno, el siguiente, definitivamente malo, la cambio por un puñado de votos, y el resultado es cada vez mas feo.
         

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