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El Centro de Convenciones. 01.07.2004


Tiene razón Diego Martínez Lloreda: hacerlo en el sur es un error. Por lo contrario el potencial de las viejas instalaciones de la Industria de Licores del Valle es enorme por estar cerca al centro tradicional de la ciudad, con el que se relacionan por el par vial del Río Cali y por el rió mismo. Y por su fácil comunicación con el resto de la ciudad y la región por la vía férrea y el par vial de la 25 y 26, que la atraviesan desde Yumbo a Jamundí. Sería el inicio de una renovación urbana a fondo de este amplio sector, de beneficio indudable para Cali. Allí, en el centro geográfico de su área metropolitana, hay ya importantes equipamientos como la Estación Central y la Terminal de Buses, el Cementerio Central (que debería ser un parque, como en muchas ciudades), las bodegas del ferrocarril (nuevamente abandonadas) y el antiguo edificio de Molinos Titán (cuya reutilización se debería acometer).
Un gran centro de convenciones, eventos y exposiciones, y de ferias industriales y tecnológicas, junto con otras actividades permanentes, sería clave para Cali y el Valle. Esta ciudad es, después de Cartagena, la segunda mas solicitada para foros y reuniones; o lo podría ser. El que pese a todo aun vengan turistas algo nos debería decir. Además permitiría que nos llegaran espectáculos artísticos y actividades culturales, tanto internacionales como nacionales que se presentan en Bogotá o Medellín pero que hoy no vienen a Cali por falta de escenarios apropiados. Serviría también para muchos eventos populares que ahora no cuentan con espacios adecuados. Implicaría igualmente el rescate del Río Cali en esta zona, y una oferta permanente de espacio público para la ciudad.
Sería la oportunidad de acometer una gran obra no solo para Cali si no para el Departamento e incluso el sur occidente del país. Debería convocar tanto a los políticos, industriales y comerciantes como a las entidades culturales, consolidando un proyecto económico, social y cultural estratégico para su futuro y que se podría realizar por etapas a lo largo de la década. Es parte de la respuesta que la región debe preparar ante la inminencia del TLC, que no puede ser otra que la del cambio y la diversificación y no la de quedarnos como estamos, como insisten los que están (inútil y cómodamente) en contra de que se firme el tratado, centrados solo en sus inconvenientes (algunos validos solo en la situación actual) y no también en sus posibilidades futuras.
El hecho de que ese sector esté venido a menos, en lugar de desestimular el proyecto lo hace aun mas necesario. En el redesarrollo del Centro está el futuro de Cali. La relación costo-beneficio es allí mucho mas alta que en cualquier otro lugar de la ciudad. Aquí como en todas las ciudades, el Centro es su parte mas importante por ser común a los diferentes estratos socio económicos y culturales de sus habitantes. Los proyectos para el mismo deberían ser prioritarios pues serían detonantes de su rápida recuperación, como ocurrió en Bogotá, para beneficio de toda la capital. Desde luego la readecuación de las viejas instalaciones de la Licorera deberá ser objeto de un concurso arquitectónico (tal como lo indica la ley), ojala internacional, pues parte de su éxito se debe la calidad arquitectónica de lo que allí se haga. Es el ejemplo de Bilbao y próximamente de Panamá.

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