Como dijo el poeta Joseph Brodsky en
carta al presidente checo Vaclav Havel, “quizás el verdadero civismo consista
en no crear ilusiones” (citado por Alejandro Gaviria, El Espectador
18/06/2006). Las opciones del próximo presidente de Metrocali están entre
seguir diciendo mentiras piadosas, resolver aunque sea algunos de los problemas
de las obras del Mio, lo que es lo mínimo de esperar, o revisar todo el
proyecto, lo que sería ideal pero poco probable cuando contra toda evidencia
nos siguen creando innecesarias expectativas con él. Pero para no distraernos
con ilusiones concentrémonos en otros temas en que sea realista su solución, si
es que es posible que mientras tanto se agilicen las obras, no haya corrupción
en la asignación de contratos y se escoja bien a los operadores del sistema.
Aun es tiempo de sacar la pata de
la Calle 13 pues insistir en pasar el Mio por allí puede retrasar su
funcionamiento varios años mas. Y no meterla en la Calle Quinta talando a
escondidas sus samanes. Y definitivamente hay que conectar el sistema con un tren
de cercanías por el corredor férreo. Finalmente, debería ser un compromiso de
Metrocali no adelantar ninguna obra nueva hasta cuando no se de al servicio, y
muy pronto, alguna de las iniciadas. La ruta prioritaria dizque era la de
Aguablanca pero se cambio por la de la Carrera Primera, que no es apremiante,
con la disculpa de que allí no habría los problemas que habrá que enfrentar
algún día en la otra. Desbaratar por años media ciudad sin que pueda funcionar
el Mio, como está pasando, es una irresponsabilidad que no solo pagaran los
contribuyentes sino que sufrimos todos.
Pero por lo menos ya se comenzó a
hablar de usar otros combustibles y aun es posible cambiar los innecesarios y
costosos buses articulados por extra largos. Sin embargo, es inconcebible que
ya terminadas varias estaciones no se las haya sometido a un completo análisis
para hacerle mejoras a su diseño, considerando los problemas que ya han tenido
las de Bogotá. Y lo mismo habría que hacer con los puentes peatonales ya
construidos, que mas parecen bretes para ganado que circulaciones para
ciudadanos. Para no hablar de los jardincitos que están haciendo
prematuramente, tan difíciles de mantener aquí y en cualquier parte. Ni que
estuviéramos en Honfleur, en la costa normanda, que adornan con miles de
bellísimas flores para el verano.
Pero nada de esto es
probable que se considere para el nombramiento del nuevo Presidente de
Metrocali (van tres) pero en cambio no sería raro que el elegido, a modo de
cortina de humo, decida hacer lo único que no es urgente en el Mio: cambiarle
de nombre. Al fin y al cabo el de Metrocali se ha cambiado varias veces. Y
preocupa muchísimo lo que nos anunció oportunamente el Director de El Pais en
su columna del domingo pasado en el sentido de que va a ser muy difícil
encontrar un candidato idóneo que acepte el cargo, si es que el alcalde se
decide a hacer ahora lo que no hizo antes: buscar candidatos aptos. Lo cual
debería ser al menos la comprobación final para los defensores de la ilusión
del Mio de que su realidad no es como ellos insisten en pintárnosla.
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