Que no se pueda, sepa o quiera respetar las normas de trafico, y la falta vergonzosa de andenes y semáforos con tiempo para los peatones, son los principales problemas de la movilización en Cali. Y no la infraestructura vial, como nos lo quieren hacer creer los defensores de hacer unas ”mega obras” que en la mayoría de las han sido propuestas no sabemos ni como son, ignorando que de su adecuado diseño depende que sean acertadas o no. Uno de los primeros temas de esta columna fue nuestro recurrente conflicto entre carros y peatones (Manejar en Cali, 24/08/1998, y, Caminar en Cali, 07/09/1998), y eso que no había tantas motos, y en otras muchas ocasiones se ha insistido en lo mismo. Pero es necesario repetirlo: “jamás se menciona que en Cali la mayoría de los que manejan no saben conducir. Entre otras cosas por que nadie se los ha enseñado técnicamente y por que tampoco se sabe que es lo que habría que enseñar. En Colombia se mezclan indiscriminadamente el modelo norteamericano y el europeo, condimentados con no pocas invenciones y reinvenciones parroquiales.”
“El problema –se decía aquí hace mas de diez años- es la sumisión e ignorancia con que muchos peatones soportan este estado de cosas, y la arrogancia y brutalidad con que muchos conductores pasan por encima de su derecho a compartir con ellos los cruces. Actitud que lleva a la violencia cotidiana y que solo cambiará con educación. Comenzando por los responsables del diseño de calzadas y andenes, de la colocación de postes y señales, y de la circulación de peatones y vehículos. Hay que invitarlos a caminar por Cali, ya que muchos de ellos solo la recorren en carros oficiales.” Las autoridades, medios, colegios y universidades, podrían hacer mucho al respecto con una campaña pública, conjunta, sistemática y continua, y la podrían financiar los que venden carros que invierten dinerales en propaganda. Tenemos que hacernos a la idea de que la calidad de la vida urbana principia por el comportamiento práctico pero respetuoso de peatones y conductores, y en general por el uso civilizado de los espacios públicos, y no apenas por estos, y menos aun si no están bien diseñados.
No manejemos borrachos. Hagámoslo por la derecha, sigamos los carriles y no “cortemos” las curvas. Mantengamos la velocidad y no paremos en cualquier parte. Respetemos los semáforos y el sentido de las vías. Detengámonos antes del “pare” para que las motos puedan hacerlo adelante sin invadir los cruces peatonales. No trepemos los carros a los andenes ni los estacionemos en los “pasos pompeyanos” que son exclusivos de los peatones. Hagámoslo al costado de la calle donde ya esté estacionado otro (debería ser obligatorio hacerlo alternadamente). Caminemos solo por los andenes, en donde sea posible, claro, y crucemos las calles siempre por las esquinas y sin correr; ¡que oso! En los lugares estrechos y con mucha gente, caminemos por la derecha y no nos detengamos intempestivamente. No alteremos los andenes y denunciemos a los que lo hacen; son parte de la calle, que es el espacio público por excelencia, y no propiedad privada, como desgraciadamente se cree en Cali. Mega tonterías, pensarán muchos, especialmente los contratistas de obras públicas y sus áulicos.
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