Comentando la columna anterior (Geografía
y cultura, 23/07/2015)
Jimena Sanclemente señala el grave problema
de agua en el valle del río Cauca: “como nos lo explica el Ingeniero Agrónomo
Australiano, Douglas Laing, en un artículo muy desalentador sobre el tema,
publicado por La Palabra, el Periódico Cultural de la Universidad del Valle en
Mayo de este año y titulado "Con caña, el Valle no será sostenible al
2065
“
Tema al que se ha referido ¿Ciudad?
desde hace doce años (La crisis del agua,
20/11/2003) y la última vez hace cuatro
semanas (Ciudades sostenibles, 02/07/2015)
Colombia está aun entre
los países con mas agua y por eso será que la desperdiciamos como si nunca se
fuera a acabar. Lavamos inodoros, orinales, carros, andenes y pisos, y regamos
árboles, matas y prados, con agua potable mientras el agua de la lluvia la
tiramos directamente a la alcantarilla. El reciclar aguas servidas es
totalmente ajeno a nuestra cultura y el concepto de aguas grises (de duchas y
lavamanos) nada nos dice. Ni pensamos nuestra arquitectura y
urbanismo en función de nuestro clima, la que preferimos copiar de países con
estaciones, cuando aquí la ventilación e iluminación de los edificios podría
ser casi toda natural, y el uso del agua de las lluvias fácilmente
generalizado.
Son
precisas ciudades sostenibles cuyos edificios consuman menos agua y energía. Por
eso en el valle del rio Cauca hay que volver al ejemplo de la arquitectura
tradicional de las casas de hacienda que tenían en cuenta el entorno y el paso
del Sol y propiciaban la ventilación cruzada. Y convertir las cubiertas planas
en azoteas con huertas caseras y regarlas con el agua de la lluvia. Pero hay
que evitar los falsos postulados de ecología y sostenibilidad bajo los que se
publicitan muchos edificios, llamándolos olímpicamente “verdes”. Y por supuesto
los jardines verticales, tan de moda, hay que regarlos con agua de la lluvia y
no con agua potable.
¡Agua! clamaba
inútilmente esta columna (15/12/2012) y a veces se habla
del tema en foros que se publicitan un día pero después no se hace nada para
cambiar los comportamientos que afectan su uso. Tenemos
que usar orinales en los baños o inodoros de doble descarga de agua, según la
necesidad( a los viejos se les puede instalar una nueva válvula) y, mejor aun,
alimentarlos con el agua de la lluvia recogida en terrazas y cubiertas, o con
aguas grises, o juntas, limpiándolas previamente con sencillas trampas de grasas.
Aguas recicladas que deberían ser usadas también para fregar pisos, regar
jardines y limpiar carros.
No se comprende
que el agua no sólo significa calidad de vida sino que pronto la vida misma, lo
que lamentablemente aquí no es noticia. Por eso no se habla a fondo del Cambio
Climático cuando se sopesan los candidatos a la alcaldía de Cali como si el
asunto del agua nada tuviera que ver con ellos. En esta ciudad podría haber
muchos reservorios de diversos tamaños en la parte baja del piedemonte, menos
vulnerables en caso de terremoto, y que al tiempo serían parques, para recoger
toda esa agua y utilizarla mediante pequeños acueductos, tal como lo hacen
desde hace tiempo los cañicultores de la región para regar en las épocas de
sequía, pero se necesita un alcalde que lo entienda.
Comentarios
Publicar un comentario