Los moradores de San Antonio tenemos
que entender que el problema de los restaurantes actuales en el barrio no son
ellos mismos sino el estacionamiento de los carros de sus usuarios. Los dueños
de los restaurantes tienen que entender que si no se soluciona el problema del
estacionamiento, tarde o temprano la gente dejará de ir. Y los usuarios de los
restaurante tienen que entender que para gozar también del barrio tienen que
caminar por sus calles desde parqueaderos en la periferia, como si lo hacen los
turistas que se bajan en sus hostales del mejor vividero de Cali: fresco,
agradable, tranquilo y bonito, de lo que no habla la prensa prefiriendo hacerlo
de su supuesta “vocación” gastronómica.
Y
que es mejor ir en taxi para poder acompañar con vino sus comidas y evitar una
merecida multa. Como ya se dijo en esta columna (12/07/2012): “Para prosperar,
una ciudad tiene que atraer a personas inteligentes y permitir que colaboren
unas con otras.” (Edward Glaeser: El
triunfo de las ciudades, 2011, p. 310). Es lo que han permitido de siempre
las ciudades: que los ciudadanos se relacionen físicamente, y hoy no apenas por
Internet, en restaurantes, cafés, bares y tiendas de esquina, compartiendo “una
mesa, una sonrisa o un beso”…y una botella de buen
vino (un Bonarda de Finca las Moras, por ejemplo) pese a que en Cali son carísimos, pero por eso tan
caros a los nuevos nuevo ricos.
Como
también ya se dijo (08/06/2017) mientras
la Junta de Acción Comunal, la Asociación de Vecinos, Planeación Municipal, el
Comité de patrimonio, el Consejo Departamental de Patrimonio Cultural, la
Secretaría de Turismo buscan proteger los valores patrimoniales de San Antonio,
se continúan demoliendo sus casas, los carros subiéndose a los andenes y
obstaculizando el acceso a los garajes e incluso a las casas, y ocultando unas
fachadas que disque se intenta proteger por su valor urbano arquitectónico y
cultural, y la gente teniendo que caminar por las calzadas pues no se puede por
sus andenes, y motos y carros circulando en contravía enfrente de policías
recostados a la pared cuando los hay.
Atropello
como el de las casas unifamiliares del sur de la ciudad, en donde se están
construyendo edificios altos sin suficientes aislamientos ni mejoras en la
infraestructura de servicios ni vial, cuyos carros se sumarán al caos vial del
sector, y algunos de los cuales son moteles disfrazados de hotel. Será que allá
y aquí nos tocará salir a la calle para defender las calles, seguiendo el
ejemplo de los que se oponen a la terminal sur, alegando que dañará un humedal
y complicará el tránsito local, y razón tendrán pues el MIO es una resta de
equivocaciones comenzando por su engañoso nombre, y basta preguntarlo a los que
lo usan como a los que no lo pueden usar; mas solo se informa lo que les
interesa a los contratistas.
El hecho es que esta es una ciudad
sin planeación ni control como tanto insiste Nicolás Ramos ex presidente de la
Sociedad de mejoras públicas de Cali. Pero precisamente allí algunos de sus
miembros, encabezados por Gustavo Moreno, columnista de El País, están
empeñados en construir una propuesta de Visión Compartida de la ciudad, Y pretenden
promover
su socialización y discusión, buscando que los ciudadanos entiendan la urgencia
de una ciudad sostenible, eficiente
y equitativa, y los pasos para materializarla en un POT para el área metropolitana y
su ejecución efectiva, mediante una organización con bases serias para efectos
electorales.
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