Allá la revolución
también fracasó pero, pese a su deterioro, se salvó la ciudad, de lo contrario
hoy estaría como Panamá o Bocagrande en Cartagena, aunque la amenaza continúa.
Se puede ver con los varios nuevos hoteles, innecesariamente altos y
acristalados como si estuvieran en Cali (aún no se ha entendido su clima
benévolo y sin estaciones que apenas necesita sombras, penumbras y dejar correr
la brisa) porque de lo que no cabe duda es que el turismo es el futuro de esa
bella ciudad del Caribe y sus gentes muy amables y alegres, cuyo comportamiento
cívico en las calles, plazas y parques, seguros, tranquilos y silenciosos, que
viene de antes cuando ya era una gran ciudad, es envidiable.
El extenso Vedado
recuerda lo que fueron los pequeños barrios de Cali como el Centenario, Granada,
Versalles, San Fernando o El Peñón; y en varias partes de La Habana se pueden
recorrer sus muy convenientes pórticos, los que en Cali no se llegaron a
completar, mientras que allá son anchos, continuos y muy largos. Y en Cuba se
conserva su patrimonio urbano y arquitectónico, y no en vano La Habana (1514),
junto con Veracruz (1519) y Cartagena (1533) fueron los mas importantes puertos
del Imperio Español en el Nuevo Mundo, siendo hoy una ciudad con un numero de
habitantes similar al de Cali (1536), pero que es ahora una ciudad muy
diferente a la de hace apenas un siglo.
La persistencia de la
ciudad tradicional, compacta, baja y peatonal en la Habana Vieja, muestra lo
que aún se podría hacer en Cali para recuperar su Centro tradicional. El
conjunto de La Merced y el de la Torre Mudéjar y San Francisco, aunque a otra
escala, son tan importantes para la ciudad, como para La Habana sus castillos
de San Salvador de la Punta y de La real Fuerza, sus bellas Plaza de Armas y de
la Catedral, el Parque Central, y su magnifico teatro, y el muy largo Paseo del
Prado, un verdadero bulevar, no como el mal llamado así en Cali, que nunca lo
podrá ser al costado de un río y siendo la cubierta de un paso vehicular
subterráneo, que no túnel como si lo son los de la Habana.
El Centro de Cali tiene
que incluir a San Antonio, el único barrio viejo, no colonial pero de tradición
colonial, que queda aquí, y también otros sectores adyacentes, lo que
permitiría crear mas centralidades, igualmente peatonales, al sur, norte y
oriente de la ciudad, en las que las calles no estén invadidas por carros y
motos, como no lo están en La Habana, ciudad en la que es un placer caminar por
avenidas con amplios andenes sin carros encima ni vendedores ni pordioseros, y
peatones que cruzan sólo por las esquinas. Y los buses articulados, mas largos
que los del MIO, paran en una señal en un poste, como en tantas partes, y no en
costosas e invasoras estaciones en las que muchos se cuelan.
El paisaje de La Habana
es horizontal y muy arborizado, y sólo sobresale el pequeño cerro en donde se
construyó el castillo de Los
Tres Reyes Del Morro, lo
que, junto con la ausencia en Cali de una bonita bahía y el mar abierto,
recorridos por un emblemático Malecón, lleva pensar en la importancia de su
imponente paisaje de cerros, farallones y cordillera con el valle del río Cauca
a sus pies, al que llegan el río Cali y los otros que la atraviesan. Un bello panorama
natural que nos empeñamos en no ver, tapándolo cada vez más, mientras la poca arborización
de sus calles no les da la continuidad que sus fachadas no tienen. En fin, en
Cali poco miramos lo que tenemos casi único: el paisaje.
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