La necesidad de una
visión crítica de la arquitectura profesional actual es la conclusión a la que
de nuevo se llega, generada esta vez por una reciente reunión de arquitectos
latinoamericanos convocada en La Habana por José Ramón Moreno, arquitecto
español estudioso del tema, y que se debería denominar, mejor, de arquitectos
iberoamericanos, recordando que nuestra arquitectura tradicional deriva de la
hispano musulmana y que la vulgarización de la arquitectura moderna y, sobre
todo, del nuevo urbanismo, ha sido fatal para muchas de nuestras ciudades,
acabando en algunas de ellas con sus pequeños centros históricos como ha sido
el lamentable caso de Cali
El asunto es que es
ineludible replantear a fondo nuestra arquitectura, principiando por su
enseñanza en las universidades, y por lo tanto su practica profesional, los
concursos de arquitectura, la protección del patrimonio arquitectónico y,
especialmente, el emplazamiento de las nuevas construcciones en las ciudades.
La gran arquitectura fue por milenios para el poder religioso, real, militar,
burgués y, ahora, económico, que precisaban de edificios monumentales, pero hoy
es además para todos los usos y personas, casi siempre en ciudades que ya
existen y que debería completar y mejorar y no “empeorar” como suele suceder en
Colombia.
Además hay nuevos
requerimientos para la construcción, como su sostenibilidad, es decir su
climatización pasiva, iluminación natural, reutilización del agua de la lluvia
y la ya utilizada, la captación de energía solar en sus cubiertas y, muy
especialmente, usar todo lo construido, buscando que su renovación sea
fácilmente adecuable, renovable en el futuro y, finalmente, reciclable cuando
sea imprescindible demoler ciertas construcciones. También está el nuevo
aspecto técnico debido a los nuevos sistemas de construcción y los nuevos
especialistas necesarios, lo que lleva a mas trabajo interdisciplinario. Y,
desde luego, está lo contextual, que exige considerar de entrada el clima, el
entorno, las tradiciones y la ciudad.
Por eso se precisan
nuevos enfoques para la enseñanza de la arquitectura y establecer mas carreras
paralelas como urbanismo, paisajismo, construcción, diseño de interiores y
mobiliario, teoría e historia, y reubicar la carrera de arquitectura
propiamente dicha como un posgrado, lo que significaría menos arquitectos y
mejor formados. Y por lo tanto se necesitan nuevos planes de estudio en función
de todo lo anterior, es decir dirigidos a la sostenibilidad, las nuevas técnicas y a considerar con respeto los
diferentes contextos de las nuevas construcciones en las ciudades, en las que
el arquitecto debe trabajar transdisciplinariamente con el apoyo de historiadores,
especialistas e ingenieros varios.
Y hablar críticamente de
las obras y menos de sus autores. Reconocer lo propio y después sus referentes
internacionales. Abocar las construcciones comunes no como monumentos si no
como nuevas partes de entornos preexistentes en los que importa es la unidad y
no la diferencia. Partir de la técnica para llegar al arte, como en la
arquitectura militar del pasado, y no al revés, lo que lleva al espectáculo
efímero la mayoría de las veces. Completar las fachadas de las calles
tradicionales (paramentos, alturas, vanos, colores) en lugar de insistir en la
singularidad de cada nuevo edificio, y que los nuevos conjuntos generen un entorno
urbano y no la repetición especulativa y sin imaginación del mismo bloque.
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