Para principiar, y como ya
se ha mencionado en esta columna, el plan vial es parte, con el de usos del
suelo, de un único plan urbano, y por tanto no se puede pensar por separado.
Además implica al menos cinco partes: un plan director a largo plazo que
incluye vías diversas para vehículos distintos (trenes, buses, carros, motos,
bicicletas), y andenes para peatones también variados (normales, ciegos,
discapacitados, niños, jóvenes, adultos, viejos, hombres y mujeres); la
adecuación por etapas a dicho plan de lo existente; los cambios locales no
contradictorios con el plan director; una nueva señalización y demarcación; y
la educación continuada de peatones, automovilistas, motociclistas y ciclistas.
Y desde luego lo importante
es que todos esos asuntos diversos sean considerados con una visión
transdisciplinar, lo que implica un equipo ídem, y sean tenidos en cuenta,
mejorados, reemplazados o suprimidos según sea el caso, pero no ignorados de
entrada. Desconocer la historia de las ciudades y la importancia que en ellas
han tenido las calles como lugar inevitable del encuentro de los ciudadanos es
lo que ha conducido a la mala movilidad en Cali, pues las obras que se han
hecho en aras a mejorarla, como las que no, son producto de una visión miope,
que en términos generales ve sólo carros, o por lo contrario sólo peatones.
De ahí la importancia del
nuevo eje urbano para la ciudad y su región propuesto por un pequeño grupo de
profesionales pero con experiencia en el tema, apoyados por la Sociedad de
Mejoras Publicas, a partir del corredor urbano conformado por el par vial de
las calles 25 y 26, a lo largo de la línea férrea, y desde Yumbo a Jamundí,
integrando en una sola propuesta los diferentes proyectos que se han hecho para
el mismo, y sumando algunos nuevos. Al considerar todo lo dicho arriba, bien
podría ser la base del plan urbano a largo plazo que Cali urge ante su
continuado crecimiento y extensión, especialmente las centralidades peatonales
propuestas y su unión por dicho corredor vial que seria multimodal.
Centralidades peatonales
que ya se han ido formando espontáneamente y que lo que habría que hacer es
identificarlas para sumarlas a las ya encontradas en la propuesta mencionada
para un nuevo eje urbano, y estimularlas, si es del caso, para que puedan ser
factores determinantes para el plan director propuesto. Comenzando por
recuperar el centro tradicional de la ciudad, y ampliarlo vinculándolo mejor
con sus tradicionales ensanches como lo son San Antonio, San Nicolás, El Hoyo,
El Piloto o San Pascual, por ejemplo. Podrían ser las nuevas localidades de que
habla la reciente disposición de Distrito Especial que ya tiene Cali.
Con todo lo anterior en
mente, por supuesto que se podrían adelantar no pocos proyectos puntuales que
mejorarían la movilidad en la ciudad. Como ampliar los estrechísimos andenes de
San Antonio para que la gente pueda caminar por ellos en lugar de hacerlo por las
calzadas interfiriendo con la circulación de los carros, como el que ya no se
puedan estacionar en ellas y solo detenerse por un momento, lo que además
permitiría ver el barrio. Y como esto no les interesará a los que no viven en
Cali sino en su lejano sur, el que se demarquen bien y técnicamente los
carriles de las vías de doble calzada actuales mejoraría mucho el tránsito
vehicular por ellas.
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