Ir al contenido principal

¿Vida nueva? 17.01.2019


  La misma historia de cada año nuevo, las mismas amenazas, las mismas noticias, la misma corrupción, la misma violencia, la misma politiquería y poco de política, la misma inseguridad, la misma economía, los mismos problemas sociales y las mismas mentiras y esperanzas en lugar de propósitos serios y colectivos. Es inaplazable, como todos los años y por eso hay que insistir tanto, buscar e identificar políticos que se ocupen también de la polis y no apenas de lo que sucede en ella, conscientes de sus muchas interrelaciones, que son lo más importante, pero que poco ven ellos ni, preocupantemente, la mayoría de sus electores o que no les importa pensando (mal) solo en el dinero.
  Una mejor ciudad, en tanto artefacto en el que se lleva a cabo la vida toda de todos sus ciudadanos, depende de que se hagan respetar las normas urbanas y arquitectónicas sobre los usos del suelo (del primero al último piso), paramentos, retrocesos, alturas, aislamientos, fachadas y demás. El problema es que las que hay son obsoletas, contradictorias, inapropiadas, imposibles de cumplir o que se anulan entre sí; y que no hay suficiente control, principiando por que la ocupación de la ciudad real rebasa por mucho su área municipal oficial, por la que no se tiene autoridad sobre su área metropolitana de hecho ni mucho menos sobre su región inmediata; su hinterland o sea, su zona de influencia terrestre.
  Los caleños tendrían una mejor calidad de vida comenzando por que entiendan que, en tanto peatones, siempre y en todas partes tienen prelación pero que deben caminar sólo por los andenes y cruzar sólo por las esquinas por los pasos pompeyanos, o cuando lo indique el semáforo, o atentos a la circulación de los vehículos en un paso peatonal demarcado o sencillamente en cualquier esquina de las calles de cualquier barrio. El problema es que los andenes en Cali son insuficientes o no los hay o están llenos de obstáculos, y que los atarvanes motorizados no respetan los pasos pompeyanos, además de que no hay suficientes semáforos ni están sincronizados, o no tienen tiempos para los peatones.
  Una mejor movilidad en la ciudad se basa, hay que insistir, en un transporte integrado y público y con suficientes frecuencias, que sume al tren de cercanías los buses biarticulados, articulados y comunes, incluyendo todos los que no se han chatarrizado y estén en buenas condiciones, y que se agreguen los taxis y se legalicen los piratas. El problema es que no hay una autoridad municipal y única que maneje toda la movilidad en la ciudad, hoy dependiente de empresas privadas, y que sus usuarios, que son peatones al inicio y al final, tengan andenes por donde caminar con seguridad, eficiencia, comodidad y satisfacción, igual que los que se suben o bajan de vehículos particulares.
  Para terminar, lo que concierne a seguridad y ruido es lo más difícil de solucionar, aunque sólo se necesitaría que Temis, con los ojos vendados, la balanza en su mano derecha y la espada en la izquierda, imparta justicia; y que Harpócrates, con el dedo de su mano derecha en la boca, imponga silencio a los caleños. El problema es que son solo dioses, que como todos son un puro cuento y ni siquiera chino, y que mientras reine la corrupción y la violencia debidas a la prohibición inútil del narcotráfico seguirán, al tiempo que la atención a los drogadictos se dificulta pues no se puede atender como un problema de salud publica, como lo es igualmente el ruido a todas horas y en todas partes.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta columna en el concurso para la Manzana T´ y re

Equilibrio. 03.06.2020

En la medida en que se hace necesario prolongar el aislamiento es preciso, además de las nuevas excepciones, que se corrijan algunos desaciertos ya señalados en los medios por columnas de opinión, entrevistas e información al respecto, y considerar que la situación es diferente en cada población del país, como lo es la de muchos municipios a los que no ha llegado la pandemia y por tanto la única medida a tomar es impedirlo controlando la entrada y salida de sus habitantes. Que la información que se suministre sea completa, pertinente y debidamente documentada (y no datos inconexos que generan alarma a base de exageraciones) para que sea útil al poder compararla con la de otros países, especialmente con los que se comparten aspectos geográficos, económicos, sociales, culturales y étnicos, como Panamá, Venezuela o Ecuador de los que a excepción de lo de Guayaquil muy poco se ha informado, y casi nada del pertinente ejemplo de Costa Rica. No se ha entendido que a los adultos mayores, sano

La montaña rusa. 27.09.2001

Si; se trata de la ampliación de la Avenida de Circunvalación: una obra sin lugar a dudas torcida. ¿Es que nadie se da cuenta? Curvas que se pegan a otras curvas, en fuerte pendiente. Allí se ignoraron las mas elementales normas del diseño vial. Sus carriles desaparecen o se estrechan como si los carros fueran de caucho. Calzadas para tres carros y medio... como si   fuéramos tontos. ¿Lo somos? Por supuesto su pavimento variopinta, remendado y discontinuo no es lo de menos: ilustra la mentalidad de sus gestores, diseñadores, constructores e interventores. Y la de la opinión pública en Cali que solo se preocupa (los que se preocupan) de que este nuevo esperpento no esté ya terminado.           Para hacer semejante adefesio, financiado, junto con sus inevitables serruchos, con el dinero de los contribuyentes, se talaron muchos árboles del Parque del Acueducto, incluyendo la palma abrazada por la ceiba, y nunca se supo que pasó con los que supuestamente se trasplantaron. Con permiso d