Así como
adolescentes se refiere tanto a las “adolescentas” como a los “adolescentos”,
“muchaches” se podría referir a tanto a las muchachas como a los muchachos.
Mucho mas sencillo que la @ propuesta y de lejos menos ridículo e ineficiente
que “las muchachas y los muchachos” que las feministas fundamentalistas nos
proponen para un lenguaje incluyente, que tarde o temprano tendremos que
asumir, y que muchos políticos, que adoran lo políticamente correcto y la
ridiculez les resbala, ya están adoptado obedientemente pues no tienen problema
alguno en hablar de ladrones y ladronas o mentirosos y mentirosas pues ellos si
s28/05/2012aben de que se trata. Al principio el “es” sonará feo en muchas
palabras pero se ira encontrando su música. En conclusión, tiene razón Héctor
Abad en lo de la ridiculez de ellos y ellas y Florence Thomas en lo de la
necesidad de un lenguaje incluyente. Y proponer salidas, que seguramente ya
están propuestas, es al menos todo un divertimento propio del 28.
Como caminar con ellas
(las caleñas son como las flores) al atardecer y en medio de la brisa por la
Avenida Sexta (cuando se podía), jugar ajedrez con ellos (todos son hombres)
temprano en la noche en la plaza de San Francisco, sentarse en los bancos del
Paseo Bolívar junto a los jubilados a mirar pasar la gente (las jubiladas
trabajan), embolarse en la Plaza de Caicedo (como está escrito en el pedestal
del prócer) ojalá con las emboladoras que solía haber allí, ir los domingos al
Parque Panamericano (ya invadido sin permiso por el Mio) a ver que se levanta,
subir a la colina de San Antonio a elevar cometas (en justicia “cometes”) o a
pasear el perro o la perra (o “les perres”), o caminar con la procesión
dominguera que recorría hasta hace poco las calles del barrio con su
maravillosa banda desafinada de viejos (solo hombres) y adolescentes en
especial una bella y muy joven “adolescenta” y que de pronto desapareció sin
que nadie de razón (la banda y la “adolescenta”). Un divertimento incluso como
el ir a los centros comerciales (esas ciudades artificiales) a discutir sobre
los problemas de genero en el lenguaje que ha puesto sobre el tapete la
liberación femenina, y preguntarnos porque
no hay “traquetas”. En fin, ir a Pance o al club.
“Artistes”,
“arquitectes”, “cientifiques”, “deportistes” y “ciudadanes”, irán por el camino
de encontrar su música, y “les ejecutives” se lo merecen, mientras que jueces,
senadores y alcaldes no tendrán problema pero desde luego “juezos”, “senadoros”
y “alcaldos” llevaran del bulto pues jueza, senadora y alcaldesa ya existen. Ya
hay caballos y yeguas, solo faltan “caballes”, “tores”, “perres” y “gates” y
demás animales de los que las feministas se olvidan pues solo se ocupan de los
hombres, en lo que por supuesto tienen razón. Hombres (“hombros” y mujeres) que
no le estamos metiendo el hombro a la ciudad. El problema de que la hombro ya
quiera decir otra cosa no es relevante; podríamos cambiar “hombro” por
“hombri”: “les hombres”, tanto las mujeres como, especialmente, los “hombri”,
estamos acabando con Cali.” Que es de lo que nos deberíamos ocupar “les” “caleñes”,
incluso en “les centres comerciales”.
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