El sistema de transporte masivo
dirá mucho sobre lo que es Cali y lo que será. El Metro es civilizador, como se
puede comprobar en México o Caracas o Medellín (pese al error de haberlo pasado
elevado por el centro de la ciudad) para nombrar solo los más cercanos. Sin
embargo, casi todos los que existen son subterráneos y por lo tanto costosos.
Por eso en Cali el Metro será de superficie o no será; al menos por muchos
años, posiblemente demasiados años. Por fortuna existe el viejo corredor férreo
que atraviesa por el medio a la Cali de hoy. Utilizarlo permitirá que el Metro
sea recto y a nivel, lo que redundara en una sencilla y económica construcción,
que no perturbara tanto a la ciudad, y en unos bajos costos de mantenimiento y
operación. Y será mas agradable circular a la luz del día que en un túnel. El
problema es que la mayor parte de la actual demanda de transporte, desde los
barrios al centro y viceversa, no coincide con el corredor férreo. Por eso
están previstas una línea que comunica con el centro -- imperativamente subterránea-- y una de superficie a Aguablanca. También
habrá que establecer rutas de buses que alimenten los trenes como parte
integral del sistema. Por supuesto, como en todos los Metros, habrá
transbordos.
Con legitima preocupación se ha
dicho que el Metro dividirá a Cali pero lo cierto es que ya está dividida por
el corredor férreo. Por lo contrario, es la oportunidad de unirla. Pero hay que
asumir con decisión un cambio radical en la estructura urbana de Cali y su zona
metropolitana. Desde su inicio habría que prolongar el sistema a Yumbo y
Jamundí mediante un tren de cercanías, por la vía existente, que esta destinada
solo a un tren de carga que además ya no se necesita que pase por ahí. Sin
embargo, lo critico son las 20 avenidas que cruzan el par vial de la 25-26 y la
actual línea férrea, y las 10 que cruzaran la línea a Aguablanca. En todos
estos casos habrá que hacer pasos a dos niveles, pero en la mayoría de ellos
habría que utilizar las manzanas existentes a manera de "orejas" para
poder así continuar los andenes, y disponer en ellos servicios y comercios
complementarios del Metro, de tal manera que sea la ciudad completa la que pase
al otro lado y no solamente los carros.
Por esto las
estaciones deberían estar cerca a los puentes e incluso debajo de ellos. O
encima, pues en algunas partes, sobre todo en el norte, donde el terraplén de
la carrilera actual es bastante alto, se tendrían que hacer pasos semi
subterráneos, ya que las rampas serian demasiado largas y afectarían
negativamente las cuadras aledañas. Finalmente, las zonas libres, que quedaran
ciegas a ambos lados de las vías, deberían unirse mediante amplios pasos
peatonales derechos y suaves, y, en donde sea posible, las vías se deberían
cerrar con una barrera de árboles y arbustos, además de la malla de seguridad,
para aislar acústica y visualmente el paso frecuente de los trenes. Por
supuesto todo esto seria más fácil, eficiente y económico si las vías pasaran
por debajo del nivel de las calles, en una trinchera abierta, como se ha
sugerido, pero habría problemas de drenaje, se tendría que desechar la
carrilera existente, y los cruces de las avenidas con la 25-26 tendrían que ser
a nivel por lo que la eficiencia de esta importante vía metropolitana seria
menor.
Con seguridad el Metro uniría a Cali
pero la concepción equivocada de los cruces viales que exige la separaran aun
más, como ya lo hacen la Autopista Suroriental y la Calle 5ª. Y dividir
físicamente una comunidad que lo esta socialmente, es propiciar la violencia.
Desafortunadamente no se han realizado concursos públicos para que estos
proyectos tan importantes para la ciudad sean debidamente debatidos por los
entendidos y conocidos ampliamente por los contribuyentes, que en últimas son
los que tienen que pagar posibles errores que menguaran la calidad de su vida
en ella. Seguimos con la nefasta costumbre de asignar a dedo los proyectos
públicos, con demasiado afán y a espaldas de la opinión. Y se trata de una
inversión de varios cientos de miles de millones de pesos.
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