En las grandes ciudades colombianas habría que hacer mas andenes y menos intercepciones a dos niveles, y ninguna en sus cascos tradicionales. Como a mala hora se hizo en Cali, ampliando la Calle Quinta y llenándola de puentes. La parte mas vieja de San Antonio se escindió de La Merced y Santa Rosa y se separó violentamente del centro de la ciudad. Ni siquiera se consideró que hundiéndola desde la Avenida Colombia hasta la Calle Diez (como se debería de hacer ahora) se hubiera podido evitarlo. Y menos aun hay que hacerlas como de autopista pues sus orejas impiden la circulación de peatones y la buena continuidad del espacio urbano público. Se convierten en “agujeros negros” dentro de la ciudad, como el de la 15 con 25 y 26. Si son imprescindibles, precisarían al menos de diseños que permitan el acceso seguro de la gente al espacio libre que dejan dichas orejas, como el de la Aguacatala en Medellín, y la adecuada solución de la “sombra” que producen los puentes, en donde pronto se acum...